Soledad: “Recibí críticas muy duras para una chica de 15 años”
Después de hacer vibrar los escenarios con sus enérgicas presentaciones,
Soledad llegará a Córdoba con una propuesta diferente. “Canciones a la
carta” se llama su último espectáculo, donde apuesta por un show mucho
más íntimo, mano a mano con su gente, donde es el mismo público el que
elige parte del repertorio. “La idea es equilibrar entre lo que uno
quiere y lo que la gente quiere”, aseguró la Sole en diálogo con LA
MAÑANA, feliz de actuar en la Docta el próximo 29 de octubre en Quality
Espacio. “Quise marcar una diferencia con los festivales y con lo que la
gente está acostumbrada a ver de mí”, señaló la artista, quien también
habló de su maternidad y de los cruces judiciales con César Isella.
-¿Cómo se plantea literalmente este recital a la carta?
- Cuando uno ingresa se le da un menú de canciones como entrada, plato principal y postre, de manera simbólica, obviamente. La idea es presentar el último CD “Vivo en Arequito”, pero también hay un menú de 30 canciones que la gente elige y escribe en un papel aquellas que quisiera escuchar. En un momento del show se hace el sorteo e interpretamos lo que sale.
- ¿Cómo surgió esta idea?
- A un grupo de periodistas, en La Plata se les ocurrió hacer fogones, shows tipo acústicos y resultó bárbaro. Fue algo espontáneo, que permitía un ida y vuelta con el público. Y me pareció algo divertido. Hasta es revelador para mí, porque noto que la gente además de lo que es obvio en un espectáculo, elige cosas nuevas.
- Y ¿cómo lo disfrutas arriba del escenario?
- Siento que es una manera de afianzar esa rara amistad que tenemos con el público, que es igual o más fuerte que años atrás. Eso para mí es el tesoro más grande que coseché en estos 15 años de carrera. También disfruto mucho que mis colegas me vean como una artista afianzada.
- ¿Pudiste sacarte el mote de “Tifón de Arequito”?
- Cuando yo comencé no era un artista, era alguien que tenía mucho que aprender. Y hubo quienes tuvieron críticas muy fuertes, super técnicas en aquel entonces, y fueron duras para una chica de 15 años. Pero uno va entiendo, con el tiempo, los consejos. Y hemos tratado de aprovechar los momentos de aprendizaje. Cuando uno comienza con la carrera el público te permite algunas cosas y otras no.
Ahora me doy el lujo de manejar los tiempos en el escenario.
Maternidad
- ¿Cómo encontraste el equilibrio entre ser artista y ser mamá?
- Creo que la cuestión es ordenar por prioridades. Todas las mujeres vivimos un desafío. Más allá que se tiene ayuda extra, es una la que piensa si falta café en la alacena. Uno se convierte en una gran directora de orquesta. Porque además de querer ser buena madre y ama de casa, ansiamos vernos bien, vestir a la moda, estar lindas... Uno se convierte en una máquina de exprimir al máximo los horarios, pero con el tiempo todo me resulta más reconfortante.
- ¿Antonia, tu hija, se suma a las giras?
- Viaja con nosotros, salvo en aquella que consideramos muy traumáticas. Y se la banca sin problemas. En el momento en que proyectaba ser mamá me planteé cómo sería esta cuestión de los viajes, pero me hice la pregunta y no me hubiese perdonado no tener hijos. Después todo lo demás se acomoda, se arregla.
Batalla legal con Isella
- Después de ganarte el juicio, Isella se mostró amigable y dijo que no hubiese querido terminar así la relación entre ustedes...
- Si no hubiera querido que se terminara la amistad no me hubiese hecho el juicio. La primera renovación con Isella fue automática, y después quisimos asesorarnos para no caer en lo mismo. Para la segunda vez mandamos la carta para evitar lo anterior, y cuando le expresé que no quería seguir, él quiso charlar. Quedamos en encontrarnos en mi departamento en Buenos Aires, lo esperamos pero nunca llegó. Y a partir de ahí todo fue carta documento. En lo artístico uno asume compromisos, y en los primeros años había un común acuerdo, pero tiene que haber respeto a las libertades. Tampoco me hago cargo sobre lo que dijo en cuanto a lo moral, porque el papel que le hizo firmar a mi papá fue de mala fe.
- ¿Hay posibilidades de que el juicio continúe?
- Estamos apelando por el manejo del dinero. Porque hay muchas cosas que no se dijeron públicamente, sobre contratos con músicos, y yo tuve que tapar muchos huecos en estos años. Pero por suerte, nunca me faltó trabajo y ya me olvidé. Yo hubiese terminado ahí, con buenos términos, pero no se dio. Es una persona que no existe para mí. Para ser sincera, si ése fue el precio que tuve que pagar para deshacerme de él, fue barato.
Fuente: LaMañanaCordoba
-¿Cómo se plantea literalmente este recital a la carta?
- Cuando uno ingresa se le da un menú de canciones como entrada, plato principal y postre, de manera simbólica, obviamente. La idea es presentar el último CD “Vivo en Arequito”, pero también hay un menú de 30 canciones que la gente elige y escribe en un papel aquellas que quisiera escuchar. En un momento del show se hace el sorteo e interpretamos lo que sale.
- ¿Cómo surgió esta idea?
- A un grupo de periodistas, en La Plata se les ocurrió hacer fogones, shows tipo acústicos y resultó bárbaro. Fue algo espontáneo, que permitía un ida y vuelta con el público. Y me pareció algo divertido. Hasta es revelador para mí, porque noto que la gente además de lo que es obvio en un espectáculo, elige cosas nuevas.
- Y ¿cómo lo disfrutas arriba del escenario?
- Siento que es una manera de afianzar esa rara amistad que tenemos con el público, que es igual o más fuerte que años atrás. Eso para mí es el tesoro más grande que coseché en estos 15 años de carrera. También disfruto mucho que mis colegas me vean como una artista afianzada.
- ¿Pudiste sacarte el mote de “Tifón de Arequito”?
- Cuando yo comencé no era un artista, era alguien que tenía mucho que aprender. Y hubo quienes tuvieron críticas muy fuertes, super técnicas en aquel entonces, y fueron duras para una chica de 15 años. Pero uno va entiendo, con el tiempo, los consejos. Y hemos tratado de aprovechar los momentos de aprendizaje. Cuando uno comienza con la carrera el público te permite algunas cosas y otras no.
Ahora me doy el lujo de manejar los tiempos en el escenario.
Maternidad
- ¿Cómo encontraste el equilibrio entre ser artista y ser mamá?
- Creo que la cuestión es ordenar por prioridades. Todas las mujeres vivimos un desafío. Más allá que se tiene ayuda extra, es una la que piensa si falta café en la alacena. Uno se convierte en una gran directora de orquesta. Porque además de querer ser buena madre y ama de casa, ansiamos vernos bien, vestir a la moda, estar lindas... Uno se convierte en una máquina de exprimir al máximo los horarios, pero con el tiempo todo me resulta más reconfortante.
- ¿Antonia, tu hija, se suma a las giras?
- Viaja con nosotros, salvo en aquella que consideramos muy traumáticas. Y se la banca sin problemas. En el momento en que proyectaba ser mamá me planteé cómo sería esta cuestión de los viajes, pero me hice la pregunta y no me hubiese perdonado no tener hijos. Después todo lo demás se acomoda, se arregla.
Batalla legal con Isella
- Después de ganarte el juicio, Isella se mostró amigable y dijo que no hubiese querido terminar así la relación entre ustedes...
- Si no hubiera querido que se terminara la amistad no me hubiese hecho el juicio. La primera renovación con Isella fue automática, y después quisimos asesorarnos para no caer en lo mismo. Para la segunda vez mandamos la carta para evitar lo anterior, y cuando le expresé que no quería seguir, él quiso charlar. Quedamos en encontrarnos en mi departamento en Buenos Aires, lo esperamos pero nunca llegó. Y a partir de ahí todo fue carta documento. En lo artístico uno asume compromisos, y en los primeros años había un común acuerdo, pero tiene que haber respeto a las libertades. Tampoco me hago cargo sobre lo que dijo en cuanto a lo moral, porque el papel que le hizo firmar a mi papá fue de mala fe.
- ¿Hay posibilidades de que el juicio continúe?
- Estamos apelando por el manejo del dinero. Porque hay muchas cosas que no se dijeron públicamente, sobre contratos con músicos, y yo tuve que tapar muchos huecos en estos años. Pero por suerte, nunca me faltó trabajo y ya me olvidé. Yo hubiese terminado ahí, con buenos términos, pero no se dio. Es una persona que no existe para mí. Para ser sincera, si ése fue el precio que tuve que pagar para deshacerme de él, fue barato.
Fuente: LaMañanaCordoba
