Y se va la segunda

Entrar de incógnito al estudio de Canal 7, donde Soledad Pastorutti graba Ecos de mi tierra, sirve para corroborar que la muchachita del poncho al viento es el arquetipo de la conductora relajada, alcanzable, la que no chilla ni da órdenes ante los técnicos, sino que les ceba un mate.

Hoy, a las 21, "la Sole" estrena la segunda temporada del ciclo de música popular que presenta junto a Marcelo Iribarne, y le robó el miedo inicial a la conducción: "Ya estoy fogueada", cuenta. Con media hora más de duración, el programa intenta un volantazo: no más entrevistas en el living, más tiempo para el show y hasta el proyecto de invitar a músicos ajenos al folclore para escucharlos en esa faceta.

"Todos empezamos haciendo Zamba de mi esperanza con una guitarra. Mi proyecto es escuchar a los Tipitos o a un Fito Páez haciendo eso", adelanta. Este año intentará convencer, además, a Nelly Omar, figurita difícil para la televisión. "Estamos tratando de que venga. Suele pasar que hay gente de otra generación que no está de acuerdo con la televisión de hoy y por eso no aparece, o porque sabe que lo mío no es folclore purista. No quiero cerrarle las puertas a nadie", advierte.

Soledad confiesa que en su rol de conductora lo único que padece es "el tener que retener datos. Desecho la información a corto plazo y por eso yo interactúo con el público, exploto más el lado de la charla". Y explica que, a contramano de lo que piensan los hacedores de la pantalla chica, está convencida de que "el espectador necesita tiempo para procesar la información".

"Mi teoría es que yo compro un disco de alguien una vez que lo conozco y escuché sus temas varias veces. Uno no puede decir que algo no gusta si lo probó una vez. Y este programa fue instalándose sobre todo en el interior. Por eso estoy acá: el rating no nos hace estar o no".

En preparativos para su presentación en Vélez el 25 de abril (junto al Chaqueño Palavecino y Los nocheros), Soledad reconoce que está a la búsqueda de su primer hijo y no le teme al parate de esa carrera que comenzó a construir hace dos décadas.

"No voy a relegar la maternidad -reflexiona-. Dios sabe cuándo hacer las cosas y si dependiera de mi carrera, no sería nunca. No pienso resignar lo más lindo de la vida por una carrera".

Clarin

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