“Los fans necesitaban este reconocimiento”

La hija dilecta de Arequito salda una vieja cuenta pendiente: editar un disco en vivo que registra el show con el que, junto a sus seguidores, celebró sus 30 años de vida y 15 de carrera.

Apenas atiende se excusa por haber demorado la nota. “Es culpa mía”, dice. Y explica que estuvo “de trámites”, y se quedó charlando con quienes la detenían para saludarla. “Viste como es, si la gente te para no es lindo que te vayas corriendo”, señala. Y no es difícil adivinar, del otro lado de la línea, esa sonrisa amplia que fue –y es- su marca registrada desde hace 15 años, cuando saltó a la fama como la adolescente que resucitó el folklore entre los jóvenes con una energía y soltura que no eran habituales hasta entonces.
Ahora, 15 años después, y a nueve meses de haberse convertido en mamá, la hija dilecta de Arequito salda una vieja cuenta pendiente: editar un disco en vivo grabado en la mismísima ciudad que la crió y la vio crecer hasta enamorar a todo un país con sus zambas y chacareras cantadas a puro revoleo de poncho. “Creo que los fans necesitaban este reconocimiento”, dice respecto a Vivo en Arequito. “Fueron muchos años de encontrarnos todos los 12 de octubre para festejar con un show mi cumpleaños. Y este último en especial fue muy lindo”..
Como se sabe, desde 1997, los seguidores de “la Sole” se reúnen en forma espontánea para saludarla. Y por eso ella se subió a la costumbre de brindar todos los años un show en vivo para sus seguidores en esa fecha. El año pasado fue un año muy especial en su vida por la llegada de su hija Antonia, su cumpleaños número 30 y los 15 años de carrera, por eso decidió plasmar ese encuentro íntimo en un disco en vivo.

–¿El objetivo fue también poder mostrar la alegría que se vive en tus recitales?
–Nosotros como banda musical siempre tuvimos una muy buena energía en vivo que no siempre pudimos plasmarla en estudio. Algo que le pasa a todo el mundo, pero que a nosotros nos cuesta en particular (risas). Entonces dije: bueno, grabemos estas canciones tal cual las hacemos en los recitales. No importa que sean nuevas. Por eso la selección de temas es un poco una locura porque muchos son inéditos.
–En los temas que vos componés no aparece tanto el folklore, ¿por qué?
–Cuando escucho folklore, elijo el más purista. El que representó a toda una generación pero que es muy distinto al que se vive actualmente. Pero lo que me pasa es que tampoco puedo negar el año en que nací y la influencia que tuvieron sobre mí las diferentes músicas que escuché de chica, no sólo esa. No podría componer “Zamba de usted”, por ejemplo. No sería natural. Vivo a 90 kilómetros de Rosario, que es la cuna del rock nacional –de allí surgieron Los Gatos Salvajes, luego Los Gatos–, donde es muy raro que la gente se sienta identificada con el folklore. Nunca pude compartir con mis amigos ese amor.
–Es raro, porque la idea que en general se tiene es que fue al revés, que te criaste en un ambiente donde el folklore era moneda corriente...
–Sí, era natural en mi casa, con mi papá, que es un fanático del folklore. Y era natural en la escuela de guitarra a la que iba. O en la clase de música de la primaria, donde tenía una complicidad con mi profesora. Pero ese interés no se extendía al resto de mis compañeros. De hecho, hasta que yo no me convertí en ‘La Sole’, muchos no sabían que me dedicaba a cantar zambas y chacareras los fines de semana.
–¿Y alguna vez te generó conflicto esa necesidad de conciliar ambas músicas?
-Sí, en algún momento sí. Pero creo que todo lo nuevo genera al principio un enrarecimiento, un llamado de atención, y después se justifica por lo que hacés. Y en este último disco pasa eso porque las canciones que tienen otro tinte, no tan folklóricas, son justamente las mías. Entonces, ¿quién me va a poder decir algo? ¿Si son mías? Pero bueno, por suerte hoy los géneros están un poco más relajados también. Incluso en el rock hay artistas que por ahí te salen con una cumbia.
–Hoy se permiten más esas cruzas...
–Sí, porque cuando yo empecé era una de las más puristas. Tenía dos guitarras y un bombo. Y era bien tradicional. Pero recuerdo que poco después Los Nocheros empezaron a diferenciarse no vistiéndose siempre de gaucho y dejándose el pelo con algún mechón de otro color, y a mí me encantó. Pienso que todo tiene que convivir. El tipo que sube al escenario con su guitarra y nada más es tan grosso como cualquiera de nosotros que por ahí tenemos ocho músicos y llevamos iluminador, pantallas de led y toda la historia.
–Fuiste madre hace poco, ¿en qué te cambió?
–La realidad es que me cambió en un montón de cosas. Cuando dicen que te cambia 180 grados es totalmente cierto. Yo siempre fui una persona de pasarme horas frente al espejo viendo qué me iba a poner y planeaba el día respecto a mis necesidades. Y ahora, con un hijo, te olvidás de eso, es todo para él. Pero todo, eh. Es como que tenés que ir ordenando en base a ellos. Porque a una cierta hora comen, duermen. Requieren toda tu atención.
–¿Y qué cambios generó en tu música y en tu carrera?
–En un punto, mi carrrera pasó a segundo plano. Pero es increíble cómo disfruto ahora subiéndome a un escenario. Desde que soy mamá nunca me quede disfónica. La tensión está en otro lado. Creo que la verdadera plenitud se da a través de un hijo. A la mañana la miro a Antonia y no puedo creer que sea mía, que me sonría cada mañana cuando la voy a despertar. Además, cierra un círculo. Porque yo me casé muy enamorada y viví muchas cosas lindas con mi marido, pero cuando viene un bebe es algo mucho mas fuerte lo que te une. Algo muy gracioso es que se adapta perfecto a las giras.
–Como si entendiera que tiene que portarse bien...
–Sí, una sola vez le tocó esperame atrás de un escenario, cuando tenía cuatro o cinco meses, y mientras yo cantaba ella empezó a tararear la canción. La tenemos filmada con el celular (risas).
–¿Y cuáles son tus miedos como madre? ¿Cómo los manejás?
–Mi miedo a veces es tenerla demasiado en una burbuja y que el día de mañana el choque con el mundo real sea muy grande. Cuando yo nací teníamos una casa sin terminar, un auto que nunca fue cero kilómetro y toda una vida de la que no me quejo para nada porque fui feliz y nunca me faltó nada. Pero ella nace con una realidad muy distinta, con una mamá famosa en una casa mucho más cómoda.
Pareciera que su vida fuese perfecta. Por eso me gustaría que entendiera que todo esto se ganó con mucho sacrificio. Y que, el día de mañana, no va a poder tener cualquier cosa que pida.

Fuente: Tiempo El Argentino

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