"Una señora me felicitó por mi pancita pero no estoy embarazada"

[18/04 | 10:04 ] La cantante conduce programa propio en el 7 y se prepara para el show con Los Nocheros y el Chaqueño Palavecino

Dice que le cansa que le pregunten por la maternidad y que por ahora “sería difícil tener un bebé”. Las salsas en tupper que le manda su abuela desde Arequito y sus ganas de volver al pago.


Soledad Pastorutti, coqueta, usa botas con taco alto para elevar su estatura algunos centímetros. De vestido rojo y sonrisa amplísima, se planta frente a la cámara de tele e invita a los televidentes a que miren “Ecos de mi tierra”, el programa que conduce por Canal 7, y que se encarga de federalizar la música más federal de todas, ésa que la transformó en “la Sole”, en “el tifón de Arequito” o simplemente en “Soledad”. A secas, sin necesidad del apellido. Es que de ser una niña con sueños de cantante, se convirtió en una joven cuya vida trascurrió bajo la mirada del público.
Sus triunfos, sus logros y hasta su casamiento fueron públicos.

A dos años de aquel evento, “La Sole” recuerda que la inmensa cantidad de gente que se aglutinó en la iglesia de Arequito para presenciar la ceremonia fue el verdadero tifón. “Con Jeremías (el marido) pusimos un poco de plata para pintar la iglesia del pueblo –dice–. Esa noche tomé el primer turno para casarme, y atrás mío había otra novia, con la cual acordamos la decoración: flores y esas cosas. Pero fue imposible, el público que se juntó terminó llevándose todo como souvenir”.

–Esa chica te debe odiar.

–Espero que no. De vez en cuando la veo en Arequito y no parece odiarme. Si es así, le pido disculpas.

–¿Qué te molesta más? ¿Que te pregunten cómo va la vida de casada o cuándo vas a ser mamá?

–Es parte de la vida y lo entiendo, pero la gente tiene la necesidad de verme madre. No hay caso, quieren que tenga un hijo. Cuando me casé con Jere lo pensamos, pero también es cierto que la vida se pasa, y con todas las cosas que hago, sería difícil tener un bebé. Hay tiempo todavía.


Tanta es la obsesión popular por verle pancita a la mayor de las Pastorutti que se encarga de ejemplificarlo. Abre una bolsa transparente y muestra: “Mirá, este peluche me lo mandaron para mi bebé, que supuestamente nació”. Junto al osito, una tarjeta con un augurio: “Feliz nacimiento”, firmada por un fan. Además, “La Sole” muestra su sonrisa de perfectos dientes blancos y comenta que, después de emitirse el primer programa de “Ecos de mi tierra” al aire, recibió infinidad de saludos y felicitaciones, entre ellas una muy particular. “Una señora se comunicó conmigo para decirme que la pancita me quedaba bárbara. ¡Me quería morir!; además estoy yendo al gimnasio”.

–Bueno, considerando que lo del embarazo está respondido. ¿Cómo va la vida de casada?

–Muy bien, por suerte. Me encanta. Mi relación con Jeremías fue tan rara que necesitábamos coronarlo de esa forma, como para no estar uno en el norte y el otro en el sur. Somos muy felices.
La respuesta, que parece corta, es luego ampliada por la chica que revolea el poncho. Asegura que le encanta cocinar y que también suele calentar las salsas que su abuela le envía desde Arequito en tupper. Los tiempos de cada uno los obligan a almorzar a las apuradas, pero las cenas intentan compartirlas cueste lo que cueste, disfrutar de ese momento de pareja.

Provincianos hasta la médula, no tienen inconvenientes en adaptarse a los ritmos y la vorágine porteña, pero conservan mente y corazón en el pago chico. “Nuestra idea es volvernos a vivir al pueblo. Estamos por comprar un terreno allá para empezar a construir”, confirma, y agrega: “Lo que pasa es que también es muy difícil dejar nuestra vida acá. Tenemos una productora y, mal que mal, siempre es necesario que estemos presentes”. Una especie de “ojo del amo engorda el ganado”, pero atemperado por la suavidad del decir. Soledad no lo afirma de esa manera, si no que se refiere a que su presencia garantiza contratos y posibilidades laborales para su empresa. De todos modos, añora la tranquilidad pueblerina y quiere estar cerca de los suyos. “Allá hay dos semáforos en toda la ciudad. Es otra cosa”, jura.

Se reconoce como dueña de un carácter fuerte. Un tanto gritona y algo cascarrabias, como para hacerle honor al apellido. A su marido le queda el rol de la tranquilidad, aunque también tiene lo suyo, aclara la esposa. “No te das una idea de los enojos del Jere –dice–. No son muchos, pero cuando se enoja discutimos feo. Mis papás nunca jamás se gritaron, y alguna vez escucharon alguna pelea telefónica entre nosotros y no lo podían creer. Ojo, tampoco somos de pelear, más bien tenemos una convivencia armónica”.

Soledad se pronunció a favor del campo en el conflicto por la resolución 125. Propietaria de unos pequeños campos sojeros en Santa Fe, su opinión contraria a la del Gobierno no le impide trabajar en la televisión pública. “Sería ridículo tener algún inconveniente con las autoridades del canal por expresar lo que pienso. De hecho, al programa vino a tocar un artista que fue emblemático en los piquetes cordobeses, y nadie me dijo nada”.

El próximo 25 de abril, el estadio de Vélez caerá rendido ante la oleada folklórica proveniente del interior. Soledad, Los Nocheros y el Chaqueño Palavecino se juntarán en un recital que tiene como nombre “La Fiesta”. La santafesina agradece a los salteños por el envión que le dieron al género musical que la consagró y, también, el hecho de convertir a los cantantes de folklore en artistas más completos. “Antes, pedir un camarín o poder descansar antes de un show era visto como una excentricidad –afirma–. Gracias a ‘Los Nocheros’ esa concepción cambió; claro, como todos comenzamos tocando en peñas y bien de abajo, si después pedís luces sos un divo”.

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