El folclore hecho una fiesta genuina

La fiesta. Recital del Chaqueño Palavecino, Soledad y Los Nocheros. Dirección: Alejandro Varela. Iluminación: Néstor Deligio. Vestuario: Marcela Vilariño. Sonido: Guillermo López. Invitados: Natalia Pastorutti y el Ballet El Chúcaro, dirigido por Maximiliano Faraoni. En el Luna Park.


A poco menos de un año de su primera presentación oficial en conjunto en el estadio de Vélez Sarsfield, Los Nocheros, Soledad y el Chaqueño Palavecino llenaron de música, color y algarabía el estadio Luna Park, repitiendo como un calco aquella presentación que quedó registrada en un DVD y un disco en vivo.

La propuesta, pues, aunque conocida, continúa teniendo aspectos interesantes. Sobre todo por la frescura que le aportan los intérpretes, más allá de un repertorio que volvió a girar sobre el cancionero tradicional, mayormente emparentado con el norte argentino, con varios temas popularizados por unos y otros a lo largo de sus propias carreras solistas.

La dinámica del show no decae en ningún momento y cada una de las piezas se ensambla sobre seguro. Soledad y Los Nocheros manejan los tiempos y los climas con naturalidad, de taquito. Palavecino, en cambio, aporta el repentismo, cierta desorientación sobre el programa a seguir y algunos comentarios que evidentemente no estaban pautados. Si hasta incomodó a sus compañeros en la primera de las funciones previstas al jactarse ante el público de que se "quedaría tres horas cantando, pero estos cantan una hora y media y ya se quieren ir". Pura demagogia.

INDISCUTIDO

Soledad, con su embarazo de siete meses a cuesta, conserva la fuerza y la calidez de siempre. Su voz se mantiene cristalina y ha disminuido cierta afectación que la opacaba sin sentido. De Los Nocheros, Alvaro Teruel y Rubén Ehizaguirre, por simpatía y caudal vocal, brindan las actuaciones más destacadas.

El Ballet El Chúcaro, de la localidad santafesina de Pérez, ofrece una mixtura entre tradición y modernidad, tanto en su estética como en lo coreográfico, que no deja de llamar la atención. En tanto, Natalia Pastorutti, en una única intervención a lo largo de las dos horas que dura el espectáculo, sorprende gratamente al revelarse segura y afinada.

El Chaqueño Palavecino, por último, merece un capítulo aparte: diez en carisma y reprobado en la interpretación de temas populares como "El mensú" y "Que nadie sepa mi sufrir", en los que le cuesta muchísimo seguir el compás de la música. Sobre el final, otra pifia, en el tema "Fiesta del alma", obligó a Alvaro y Mario Teruel a ir en su ayuda, ya resignados.

Con todo, el público delira con él, adora su estilo campechano, su registro vocal siempre al límite y las salidas imprevistas. Y como buen ídolo popular, no se lo discute.

Fuente: LaPrensa

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