Soledad “El folclore nunca morirá”





Entrevista: Fabricio Glibota / Fotos: Marcelo Cáceres

Soledad Pastorutti nos recibe en el lobby del céntrico hotel. Faltan pocos minutos para que suba al escenario ante el cual la esperan más de veinte mil personas, pero igualmente se hace un tiempito para responder nuestras preguntas con la simpatía y sencillez que la caracterizan.

¿Cómo te trata el Chaco cada vez que venís?
La verdad que muy bien. Es una provincia que me tiene mucho afecto. No vengo tan seguido como quisiera, pero la verdad es que cuando lo hago me pongo contenta porque se puede decir que yo comencé mi carrera artística acá, cuando no era “la Sole” todavía.

—¿Puede ser que recuerde una actuación tuya en Du Graty cuando recién empezabas?
—(Sorprendida) Uh!, sí, hace mucho. Debe haber sido en el año ’94 más o menos. Es gente de la que realmente no me olvido porque me ayudaron mucho. Me contrataban para fiestas privadas y yo venía con doce años. Éramos dos guitarras y el bombo nomás, pero eran nuestros primeros pasos casi a nivel profesional se podía decir.

—¿Cuánto hace que estás en la música profesional?
—Vamos a cumplir quince años de carrera.

—¿Te imaginabas todo esto?
—No... bueno, en verdad cuando uno se pone a soñar, sueña en grande. Pero de ahí a que eso se convierta en realidad, hay una gran distancia. Soñé con Cosquín, pero sinceramente nunca pensé que eso fuese más allá; que el folclore haya logrado, a través de mí, llegar a boliches bailables, a la juventud que en ese momento era un target de edad bastante alejado del folclore. No tanto en el interior del país, pero sí en las grandes ciudades. Pero hoy me junto con el Chaqueño y con Los Nocheros, y ellos rescatan de mí eso, y la verdad que a mí todavía me cuesta hacerme cargo de ese peso, es como si no lo pudiese sostener.
Pero la verdad es que estos 15 años me pasaron volando. Yo no miro mucho para atrás, siempre estoy pendiente de todo lo que me falta y tengo que crecer, ésa es una característica mía.

—¿Y qué es lo que se viene? ¿En qué pensás?
—Hay muchos proyectos, gracias a Dios. Seguimos con el programa de televisión en Canal 7 todos los domingos, este año con media hora más de aire, y somos el programa más visto del canal. El de la televisión es un camino que se va consolidando.
Después, la semana que viene, me voy a la regional de mi compañía discográfica en Miami porque alguien quiere conocerme y espero que sean buenas noticias, quizá un nuevo proyecto internacional.
Y lo más importante de este año fue la fiesta con el Chaqueño Palavecino y Los Nocheros, que fue otro de mis sueños cumplidos, haber cantado con ellos, haber estado ensayando juntos dos meses. Fue especial realmente, porque nos conocíamos, pero más que nada de cruzarnos a veces en un festival. Pero esto fue distinto y fue un momento muy impresionante y lindo. De esa presentación van a salir un DVD y un CD, y además esperamos poder seguir con las presentaciones del show en el interior del país.

—¿Cómo ves el folclore hoy comparado con los noventa cuando surgiste?
—Evidentemente el boom de los noventa no es lo que está ocurriendo ahora. Pero yo siempre digo, y en esto siempre soy firme, que el folclore tiene un gran ventaja sobre otros géneros y es que nunca va a morir.
Antes de haber empezado el programa de televisión te hubiera dicho que no veo muchos jóvenes haciendo folclore en estos momentos, pero a partir del programa me di cuenta de que hay un montón de gente que está con ganas de grabar sus discos, artistas espectacularmente buenos que son tapados, que no están muy difundidos. Lo que pasa es que vivimos una crisis de difusión, faltan canales de difusión. Mirá, me pasa a mí que cuando saco un disco nuevo y lo quiero difundir por televisión me quedan pocos programas, ya no es como antes... cuando empecé íbamos con Tinelli, con Susana con Mirtha y muchos más programas en los que los musicales estaban incluidos. Hoy por hoy quedan muy pocos y es difícil, por eso la gente valora tanto lo que estoy haciendo en Canal 7 y todos nosotros valoramos tanto cuando nos invitan a cantar. Y lo mismo pasa con las radios. Pero épocas como ésta hemos pasado siempre.

—¿Y hay mucha diferencia entre el interior y la Capital Federal?
—El interior vive una realidad muy diferente. Yo lo recorro y eso me da la pauta de que nunca va a morir el folclore. Los festivales siguen siendo récord de recaudación. A veces vamos a un pueblo de 2.000 habitantes y llegamos a la siesta, cuando todos duermen, y no vemos a nadie y te asusta pensar en lo que pasará a la noche, pero a la noche aparecen 30.000 personas y te preguntás de dónde salieron tantos.
Lo único que nos está faltando es volver a tener esa capacidad de llegar a Capital Federal con más fluidez, como la hubo cuando yo empecé. Pero ojo, porque antes de eso tampoco el folclore tenía mucha llegada. Por ejemplo en mi discográfica cuando empecé había solamente tres artistas de folclore: Cuti y Roberto Carabajal, Los Tekis y yo. Después se sumó Abel Pintos.
Y ahora además hay una crisis de compañías discográficas que están desapareciendo. Pero como te decía, el folclore va a seguir seguro, aunque sea en una peña.

—En tus quince años de carrera ¿cuáles fueron los momentos fundamentales e inolvidables?
—Fueron varias. Uno que recuerdo fue un verano en mi pueblo, Arequito, que fue la primera vez que me subí a un escenario a cantar con ocho años. Mi papá estaba de mozo en medio del público y yo era una estudiante de guitarra y mi profesor armaba el festival donde el público eran nuestros viejos que nos iban a aplaudir.
Otra fecha fue el 4 de noviembre del ’95, que fue la primera actuación con el Laucha, Chivi y Beto, que son los músicos que aún me acompañan, y fue la primera vez que nos pagaron. Fue en el Centro Tradicionalista La Collera en Escobar, Buenos Aires. En realidad íbamos gratis a cantar, y les gustó tanto lo que hicimos que cuando bajamos del escenario me llama uno de los gauchos y me dice ‘tomá’, y me dio doscientos pesos, una cosa así.
Y otro hecho importante, ni qué hablar, llegar a Cosquín... Cosquín y mi primer disco ‘Poncho al Viento’. Fue un antes y un después en mi carrera. Después pasaron muchas cosas, todas con su importancia. Cuando salió ‘Tren del Cielo’, o cuando grabé en Miami, que si bien fue muy criticado en mi carrera, para mí fue un salto muy grande a nivel artístico.

—¿Todo te sirvió para evolucionar?
—Si, todo fue para evolucionar. A veces no para mejor, pero la gente sabe que no lo hago adrede, que son los errores que comete cualquier ser humano, y el público te perdona, o le echa la culpa a otro o te cree, porque saben que yo también pasé por una adolescencia musical, y todavía estoy en esa etapa (se ríe).

—¿Cómo es tu vida diaria? ¿Podés salir caminar, hacer cosas con normalidad?
—Si. En mi barrio en Capital Federal me conocen todos, los vecinos y a los les voy a comprar las frutas y las verduras, me ven y no es una novedad para ellos...

—¿Vas a hacer las compras?
—Y sí, voy yo a hacer las compras, si no no se come en casa.
Y en mi pueblo la gente está re acostumbrada a verme. Vuelvo bastante seguido. Es gente que me quiere mucho y no se mete mucho en mi vida. Nadie, por ejemplo, va a ir a tocarme el timbre de mi casa para presentarme a alguien. Me cuidan y me preservan mucho, para que descanse y para que vuelva a Arequito siempre que sea necesario.

—¿Y la vida de casada con la carrera cómo se lleva?
—Bien, por el momento bien. Yo creo que el día que tenga hijos va a ser muy diferente y complicado. Pero por ahora no es difícil y los dos trabajamos en esto. Por ahí se complica eso de volver a mi casa y que esté mi mamá esperándome con la ropa limpia y planchada, pero es cuestión de organizarse y lo hago con mucho cariño porque me gusta, y ahora empiezo a entender el sacrificio y el valor del trabajo del ama de casa, de mi mamá sobre todo. Yo tengo una persona que me ayuda con la limpieza de la casa dos veces por semana, pero yo cuando puedo hacer las cosas las hago porque mi mamá siempre me demostró que ésa era una manera de quererme, y mi manera de querer a mi marido es pudiéndole cocinar algo, tratando de que su ropa esté planchada y guardada.
(A pedido de su manager, que le avisa que ya tienen que partir rumbo a la Plaza 25 de Mayo para actuar, Soledad se levanta).

—¿Qué vas a presentar esta noche?
—Voy a aprovechar esta oportunidad para presentar mi último disco (Folclore), y, como siempre digo, yo tengo la sensación de que en cada recital la gente me conoce mucho pero en realidad no es tan así. Es como que el público a veces pierde etapas de la música del artista. Entonces siempre hago un repaso de todos los discos, un repertorio de toda la carrera y, sobre todo, trato de comunicarme mucho con la gente.

—¿Y el poncho va a estar?
—Sí, sí. Es imposible dejarlo. Nunca, vos sabés que nunca, he dejado de revolear el poncho. Una sola vez en un festival, que se armó un lío muy grande y se cayó una valla y tuve que dejar el recital por la mitad, la gente no me vio revolear el poncho. Pero siempre está “A Don Ata”, siempre está el poncho y siempre es el último tema para que la gente se quede hasta el final, porque es una característica que está arraigada y que a veces puede traer algún problema, pero yo disfruto realmente haciéndola.

fuente:DiarioNorte

Entradas populares de este blog

Las bodas de oro

Despedida al Beto

La 40º Bierfest de Nueva Helvecia - Colonia Suiza, ya esta en marcha